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Te interesa - El Blog de DDC Gestión Inmobiliaria
febrero 2020

Comprar para invertir: Qué tener en cuenta si queremos acertar



  • En busca y captura de un diamante en bruto
  • Estudia tu inmueble, potencia lo mejor de él
  • Piensa en qué invertir y en qué ahorrar
  • Abrir la puerta… y mostrarles su nuevo hogar

Comprar para invertir es saber distinguir una oportunidad increíble dentro de un producto que, de primeras, puede echarnos atrás. Es valorar una ubicación única, en un piso cuyas paredes parecen encogerse por momentos. Es no dejarse aturdir por 20 tabiques que esconden un concepto abierto renovado y moderno. Es obviar colores estridentes, decoraciones fuera de siglo y rincones sin encanto para superponer la imagen del futuro hogar que ese inmueble puede albergar.

En resumen, comprar para invertir puede no ser un camino fácil ni una opción para todos, pero si estás dispuesto a lanzarte, vamos a compartir contigo varios consejos basados en nuestra última experiencia con este increíble piso de San Jorge. ¡Comenzamos!

En busca y captura de un diamante en bruto

Cuando este apartamento cayó en nuestras manos realizamos ese ejercicio del que hablamos en primer lugar. En lugar de dejarnos llevar por la primera impresión, ponderamos sus puntos fuertes (precio, ubicación, potencial y, sobre todo, sus dos maravillosos espacios al aire libre, por supuesto) en contraposición a los gastos que conllevaría convertirlo en hogar que podía llegar a ser, calculando entonces el posible retorno final de la inversión.

Aquí viene el primer consejo: Medita bien tu decisión. No debemos dejarnos llevar por la primera impresión, pero tampoco caer en errores como, por ejemplo, la falsa seguridad de un precio de compra muy bajo. Después podríamos encontrarnos con una reforma que haga desaparecer nuestro presupuesto y nuestras posibilidades de conseguir un buen producto final.

Pide presupuestos distintos de todo aquello que la vivienda vaya a necesitar (reformas, mobiliario, limpieza…); haz un estudio de mercado de la oferta y demanda de la zona; ponte en el lugar de tu público objetivo y sus posibilidades económicas; en resumen, investiga todo sobre tu posible inversión y decide con cabeza.

Estudia tu inmueble, potencia lo mejor de él

En primer lugar, debemos tener claro que el piso y sus características son las que han de dirigir nuestro proyecto. Puede que seamos fans acérrimos de los colores flúor o que nos gusten las molduras grandes y recargadas, pero el tamaño del piso, la altura de sus techos o la falta de luz pueden trastocar nuestros sueños y dar al traste con el resultado final que imaginábamos. Esto es especialmente importante si nuestra intención no es residir en este piso sino vender, puesto que los posibles compradores pueden no compartir nuestro toque y echar en falta una sensación más neutra y acogedora.

En nuestro caso, encontramos un inmueble cargado de historia y vida, una casa que había sido un auténtico hogar y estaba llena de personalidad. Y, aunque eso es justo lo que le pedimos a nuestra casa, para una inversión con vistas a vender no es lo más apropiado, como ya comentábamos.

Por tanto, comenzamos con un estudio previo del inmueble, viendo sus posibilidades y sus puntos fuertes y flojos, para planear la mejor reforma, distribución y decoración según nuestros objetivos y la materia prima frente a la que nos encontrábamos.

Piensa en qué invertir y en qué ahorrar

El objetivo final es tener entre nuestras manos un piso maravilloso y listo para que nos lo quiten de las manos. Pero no todo vale para conseguirlo. No debemos descuidar los gastos de nuestra inversión ni los plazos, porque el éxito de la venta también depende del dinero y el tiempo invertidos en ella.

Por tanto, hemos de decidir con mucho cuidado qué presupuesto queremos destinar y en qué, evaluando cuánto tiempo y dinero supondrá. Por ejemplo, en nuestro proyecto tuvimos claro que merecía la pena cambiar el suelo. El coste de esta inversión retornaría en un cambio total de la percepción de la vivienda, pasando de un piso antiguo de segunda mano a una vivienda renovada y lista para entrar a vivir.

Otros gastos habituales y que conllevan un gran cambio son las ventanas y las puertas. Este piso disponía de ventanas nuevas y, en este aspecto, sólo se cambió la puerta que da acceso a la terraza de la cocina, consiguiendo más luz para la estancia y un aislamiento superior. Por otro lado, se sustituyeron todas las puertas interiores, optando por un modelo más moderno, que encajara con el nuevo concepto y renovara la vivienda.

Otro de los gastos a destacar serían dos estancias clave: la cocina y el baño. Ambos espacios son decisivos en gran parte de las compraventas. Una cocina funcional, moderna y con nuevos electrodomésticos, que automáticamente proyecta la sensación de limpieza y confianza, aporta un valor incalculable frente a una cocina necesitada de arreglos o reformas, por muy pequeños que sean. La sensación final con el baño es la misma y, por esta razón, también quisimos invertir en él, aprovechando para rediseñar su distribución y ganar también en este aspecto.

Porque, insistimos, una cocina o un baño para actualizar devalúa de forma drástica el valor final de la casa y, lo que más nos importa, la percepción de los posibles clientes sobre si nuestra casa será o no una buena oportunidad.

Con el grueso de nuestro presupuesto centrado en estas prioridades, el resto de los aspectos los enfrentamos con intención de ahorrar. Por ejemplo, podríamos haber reformado por completo los dormitorios, pero esas habitaciones ya mejoraban radicalmente con una mano de pintura y una buena redistribución, por lo que cualquier otro gasto no habría supuesto una gran diferencia.

Y las terrazas, unos espacios maravillosos en sí mismo, pero poco potenciados, mejoraban exponencialmente con el mobiliario adecuado y con detalles como un cercado de cañizo o maceteros, que aumentaban su privacidad y la volvían mucho más acogedora.

Si mantienes equilibrada la balanza entre presupuesto y prioridades, obtendrás el mejor provecho en tu inversión.

Abrir la puerta… y mostrarles su nuevo hogar

Este sería el último punto a tener en cuenta antes de sacar a la venta nuestro inmueble: Enséñales una casa lista para entrar a vivir y acoger a su nueva familia.

Una vivienda (bien) amueblada parecerá más grande, les permitirá visualizar mejor su potencial y hará que se imaginen viviendo en ella mucho antes que una casa desangelada, por muy bien reformada que esté.

Si los muebles se escapan a tu presupuesto, siempre hay opciones, cómo empresas de alquiler de mobiliario, o quizás la restauración y actualización de los muebles con los que ya cuenta la vivienda. En nuestro caso, lo dejamos en mano de Irene Echeverría, fundadora de Blanco Metro y experta en home staging. De su mano surgió esta moderna y acogedora atmósfera (y también gran parte de la reforma), potenciando el resultado final de nuestra inversión y dejándola lista para salir a la venta.

Y tú, ¿te animas a comprar para invertir?